Sueños por compartir
Inventario de sueños
La actriz, Marilú Marini, llegó a París a fines del 75, convocada por Alfredo Arias para trabajar en una pieza de teatro. Eran tres meses, que se hicieron veinticinco años. "Sentí que la situación política y social en Argentina, empezaba a tomar un rostro, una densidad, que me era difícil vivir.Llegué a París y tuve la sensación de ya conocer su cultura. Literariamente, me era cercana, familiar...
Recién acá me di cuenta de la gran diferencia cultural que tenemos los argentinos con los franceses, que viven el afecto de una manera más racional. Nosotros, en cambio, tenemos una inmediata conexión afectiva, de curiosidad. Sin embargo, los vínculos que uno establece con los amigos franceses, a través del tiempo, son muy perdurables."
Cuándo sintió que todo su trabajo en el Di Tella valió la pena ?
Marilú Marini: El Instituto Di Tella, en esos ocho años en que experimenté sobre la materia misma, me aportó el conocimiento del lenguaje. Con eso llegué a París, donde encontré otras condiciones para trabajar; por ejemplo, el teatro subvencionado. Luego entendí que todo resulta más aliviado y más encuadrado dentro de la estética programada por cada teatro. Pienso que haber venido con la experiencia de la poca contención, hizo que me sorprendiera ante la supuesta facilidad de proyectar y llevar adelante una idea.
Por qué "supuesta" ?
M.M: Porque, con el tiempo me di cuenta que era una falsa facilidad. Para poder llegar a ella, hay que trabajar mucho; hay mucha competencia, y por sobre todo, el trabajo de uno debe responder a la política de cada programación. El training que traje de Argentina me dio una gran libertad.
Cree que hay diversidad dentro del panorama teatral argentino ?
M.M: No como en París. En Argentina, al no existir el apoyo del estado, el artista todos los dís debe inventar la forma de llevar adelante su obra. Recuerdo que el Di Tella nos prestaba el espacio, todo lo técnico y la difusión del trabajo, pero la investigación sobre el trabajo teatral no estaba hecha por una inspiración súbita o divina, sino sobre un acercamiento artesanal del fenómeno que hubo que elaborarlo y laburarlo durante mucho tiempo. A esto había que sumarle los gastos de producción que corrían por cuenta de nosotros.
Entonces, hay diversidad en Argentina pero, justamente, por esa dificultad de acceder a los medios, es que todo queda siempre encerrado en un pequeño comité de amigos o de conocedores.
Por eso es difícil que puedan trascender las obras del interior del país, que son tan interesantes como las que hay en Buenos Aires.
Hasta dónde van sus sueños ?
Hasta concretarse. Nunca me pareció muy buena la postura del artista que es prepotente con su actividad. Es maravilloso soñar, ir más allá de los límites de la realidad. Pero también es interesante que el artista pueda hacer y conectar su obra con lo que está sucediendo a su alrededor. Un sueño se hace realidad cuando se puede compartir con los otros.
Tiene muchos por compartir ?
Sí, son por los que vivo.